La conciencia.
En un mar de diferencias navega la conciencia, víctima de la arrogancia
y el orgullo, ¿quién eres? con total insistencia pregunta ella, lo repite una y
otra vez, pero no hay respuesta, divaga con resistencia, persigue su verdad en
la tormenta, un día en medio de la reducida nada obtiene su respuesta: “No
soy viento, ni sol, ni agua, ni Dios y
menos la luna; no soy roca, ni algodón, no soy nada increíble, ni majestuoso,
solo soy yo y un día seré, huesos, cenizas y recuerdos, pero tú eres siempre la
verdad de lo que soy, ¡oh desgracia mía! ir en contra tuya solo me ha hecho infeliz,
pretendo engañarte, pero tú eres ágil, tu sí que no eres pasajera en este
mundo, tú eres como la muerte, eterna y segura, sin embargo impredecible, no me
culpes que aun cuando sé que no soy nada, finjo ser más que otros iguales, me
convenzo que tengo la razón, cuando nadie en realidad la tiene, ni siquiera
necesito tenerla, de verdad solo necesito ser yo, y dejar que otros sean, al
final seremos lo mismo.
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