No me dijo que sonriera, solo dijo algo que provocó naturalmente esa sonrisa en mí; entonces nuestras sonrisas se encontraron, se enamoraron, se chocaron, se volvieron el gesto capaz de detenernos el tiempo, las angustias, las lágrimas. Esas sonrisas caminan de la mano sosteniéndose, animándose, siendo la luz que guía y la sombra que ampara, la una a la otra.
Pero quien iba a pensar que una sonrisa nuestro mundo podría cambiar.

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