Y ahora vamos por caminos
distintos, bajo este mismo cielo que nos vio danzar, reír y llorar, vamos
descalzos, buscando algunos zapatos que nos cubran de las espinas que hay en los
jardines llenos de rosas, vamos rotos, pero asumiendo el peso de las decisiones
que tomamos, no es necesario lamentarnos, cuando tuvimos tiempo de remediarlo y
no lo hicimos.
No es necesario el drama,
cuando la indiferencia golpeó a nuestra puerta y le dimos más que un té, no es
necesario repasar los malos ratos cuando no estuvimos para secarnos las
lágrimas, no es necesario que ahora digas que me amas, cuando me llenaste de
dudas y diste media vuelta.
Y aquí vamos siendo los mismos
obstinados, como si eso nos hubiera servido de mucho, vamos, pero no juntos, no
diré que, como dos extraños, no después de tantos días bonitos y mucho menos
después de tantas promesas rotas, creo que eso nos vuelve lo contrario a ser
extraños.
Definitivamente vamos
caminando no como extraños, pero sí en direcciones opuestas, no me declaro perdedor
en esto, incluso cuando los dos perdimos un pedazo de nuestro corazón en el final,
sería hipócrita decir que no fui feliz y eso lo vale todo, no tengo pena de
decir que si pudiera elegir ese momento en mi vida, volvería a tomarte de la
mano aun conociendo el fin, y voy a decirte algo, no todos los finales tienen
que estar llenos de sonrisas para indicar que la historia valió o no la pena.
Liliana Rubio.
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Ph: Danny Cubillos

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